jueves, 13 de marzo de 2008



A menudo, vivimos pitocéntricamente, sí, damos un protagonismo excesivo a nuestra condición y a la atracción, como si lo demás a su manera no tuviera ese protagonismo, eso sin duda se debe a que sentimos en nosotros una fuerza que nace de muy dentro y que tira mucho. El enemigo suele tener por tarjeta de visita esta entradilla; lo carnal nos atrae, y viéndonos acorralados y envueltos en la fascinación rebelde, nos olvidamos de tirar para dentro, adentrarnos en el bosque de la humildad en el que somos invisibles a tan sucios ojos, ya que siempre podemos escapar, Remando Mar Adentro, implorando el auxilio de nuestra MADRE, si, parece inadecuado llamarla en medio de tan sucias trampas en las que el enemigo saca de nuestro baúl de imágenes los más seductores recuerdos y mentiras de reinos y riquezas por dominar y someter. ¡Abramos fuego! a cañonazo limpio Salve a Salve, pruébalo, no falla.

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