sábado, 18 de septiembre de 2010

Si quieres...

Si quieres sufrir con paciencia las adversidades y miserias de esta vida, seas hombre de oración.

Si quieres alcanzar virtud y fortaleza para vencer las tentaciones del enemigo, seas hombre de oración.

Si quieres mortificar tu propia voluntad con todas sus aficiones y apetitos, seas hombre de oración.

Si quieres conocer las astucias de Satanás, y defenderte de sus engaños, seas hombres de oración.

Si quieres vivir alegremente y caminar con suavidad por el camino de la penitencia y del trabajo, seas hombre de oración.

Si quieres ojear de tu ánima las moscas importunas de los vanos pensamientos y cuidados, seas hombre de oración.

Si la quieres sustentar con la grosura de la devoción y traerla siempre llena de buenos pensamientos y deseos, seas hombre de oración.

Si quieres fortalecer y confirmar tu corazón en el camino de Dios, seas hombre de oración.


Finalmente, si quieres desarraigar de tu ánima todos los vicios y plantar en su lugar las virtudes, seas hombre de oración; porque en ella se recibe la unción y gracia del Espíritu Santo, la cual enseña todas las cosas. Y demás de esto, si quieres subir a la alteza de la contemplación y gozar de los dulces abrazos del Esposo, ejercítate en la oración, porque éste es el camino por donde sube el ánima a la contemplación y gusto de las cosas celestiales.

-cita el entonces Pedro de Alcántara del libro de san Buenaventura, para ser hay que aprender de un buen guía, ¡qué suerte que hay grandes santos autores!-

Me imagino que estamos saliendo de un túnel, y los más avanzados son los santos, a los que les preguntamos ¿qué ves allí adelante? ¿ves luz?  y girando la cabeza hacia nosotros van narrando lo que sus ojos ven, y ya que están mirándonos nos dicen, "oye tú, pon el pie aquí ó agárrate allá", pues ellos pasaron por donde ahora vamos y saben cómo hicieron para salvar ese obstáculo o pasar ligero esa galería. Hay santos mudos, que igual no sabían tanto, pero cuyas vidas nos hablan mucho y otros realmente interesantes que hablaban con las obras  y  por los codos.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Éste es el paisaje

¿recuerdas la pocilga sensitiva?, aquí sólo el oído y la vista del alma van y el camino, aunque los hay que hablan de grandes vergeles, por donde voy no es más que el de un huerto cerrado. Sabes bien lo que entierras, y lo entierras decididamente en verdad, realmente muerto.  ¡Qué difícil es enterrarse uno!, tanto que necesitas su ayuda, caminando con tu Señor sientes por un lado la seguridad, te sientes fortalecido y acompañado hasta el punto en el que estás solo, completamente solo, y pareciera que hasta abandonado, en esa soledad te desprendes de aquel amigo, de aquel sitio, de aquel teléfono y dirección de correo electrónico. Parece que nadie te ve, tal vez por dentro te sentirías mejor si lo supiésemos todos, cómo sueltas, pero allí no aparece nadie hasta que lo arrojas lejos, entonces descubres que vuelve a fluir la sangre, el agua en tu interior y una paz y alegría te inundan.

Los caminos por los que voy no tienen grandes paisajes de bosques y ciudades, esos parajes los enseña el enemigo para que andemos muy apartados. El camino que recorro está lleno de piedras en las que puedes tropezar, de sufrimiento y dolor, de sudor y aspereza, jamás lo he ocultado. En él está el Señor en los demás, en el que te viene a pedir, en el que te saluda, en el que te dice que está enfermo y que espera que al menos tú le vas a comprender, no vas a arrojarle a la cara ese lapidario "te lo buscaste", porque en el fondo, por aquí sé bien que lo va a Encontrar.

Mira el paisaje que veo:




Y a lo que voy a Jerusalén, ya lo imaginas. No somos muchos los que andamos, pero os tenemos a todos presentes desde el primer paso en la compañía del Señor, no nos falta uno. Cuando entierras un grano, germina, crece una planta que poco o nada tiene que ver con lo que sembraste y buscas, y todo es un ¿cuándo tendré los frutos?, esperar, dejar que te rieguen, podar todo lo marchito o que crece por donde no debe, cada día tiene dos o tres momentos fuertes de soledad, ¡pero qué poco soy! y un ¿qué tengo Señor que mi amistad procuras?, ¿tú que me ves? y esa sed o hambre de buscarlo y querer ver con sus ojos, saber que soy el publicano, que soy el desnudo, el miserable, el enfermo, el pecador me arroja a sus brazos que vuelan veloces a mi encuentro. Saber hacer silencio -mírate Flordelsilencio-

¡Dios me habla!

Y nos ha hablado a todos desde el destierro de Adán, no es un corán ni un grant sahib, ¡es una Biblia!, esto es, un Dios que camina con nosotros y que hace 2000 años envió a su Hijo para nuestro rescate, se Encarnó, Padeció y con su sufrimiento y dolor nos redimió y salvó y que ha resucitado, hablamos del centro del universo, de todas las cosas creadas visibles e invisibles por quien todo fue hecho, es un Dios vivo, un Dios de vivos, aquello de Dios de Jacob, Dios de Abrahán, Dios de Pedro, Dios de Juan Pablo II, y lo más apasionante: un Dios de Jesús, esto es, una Trinidad. Dios que es Padre, Dios que nos habita. Dios creador nos habla a nosotros sus criaturas, a mí ésto me estremece, Dios todopoderoso y eterno nos acompaña dentro de nosotros, a todos, Dios acompaña al hermano que tienes delante y detrás de ti, hasta dentro, lo más secreto, lo más íntimo, que sea él quién hable pues, el que rece y pida como conviene. Tú pega tu voluntad a la de él, que sea éste nuestro caminar. No te confunda nadie. Amar está en la voluntad, en tu alma de una manera sobrenatural por la Gracia. Todo lo que haces, hasta lo más pequeño es obra de encarnación en unión con Dios y hombre verdadero  crucificado.

Quizás vuelvas a ver el paisaje y quieras subir más alto para ver si llegas a divisar las ollas de carne de Egipto, como el sediento con los espejismos del desierto. Bueno, piensa que no es nada lo tuyo, culpable, pecador, miserable, así que mira al que traspasaron.

Al que cuelga del madero y déjate arrastrar hacia él, así como estás, solo, escondido, plantado en un huerto, miembro de un cuerpo, cuidado, alimentado en comunión.  Mira en los salmos las palabras de Jesús, identifícalas y luego tú pronúncialas y termínalas con un gloria a la Trinidad. Ésta es la oración del caminante, el Padre Nuestro de tu compromiso. Porque sabes lo que hay en ti, en el mundo y lo que has vivido, aquí no hay donde esconderse o engañarse, mira el paisaje, y cada paso que das es hacia Jerusalén, no la de los palacios y torres, no, es la Jerusalén de los escupitajos, los azotes, la humillación, la ignominia, el fracaso en el mundo y la cruz.

No sólo es así nuestro paisaje, algo lejano de aquellos primeros encuentros de conversión ¿verdad?, sino que el destino es tal vez más inquietante, pero ya sabes, él te dice, no tengas miedo, ¡Tú sígueme!


Y es que tienes que callar y hacer silencio para escuchar, Dios te habla, dime Señor que tu siervo escucha, reconocerás su voz y la seguirás, porque ya conoces su voz. Y verás cómo es la de la Iglesia, la tradición, la doctrina, la verdad.

Con el Catecismo, no sólo es el paisaje más bello, es el paisaje que habla del camino seguro al Cielo. Ojos y oído del alma en Gracia, claro, vamos, que no pases al raso la noche sin la contricción. Mis hermanos y yo necesitamos el Catecismo del tercer milenio. Al caer la noche tenemos que hacer un fuego, dormir en el Santo Sepulcro, dentro de sus entrañas de misericordia, correr la piedra repitiendo: Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu y acampanos en él, fiel y salvador, con su Espíritu dentro de él, tal cual -otro día te digo cómo- muertos de verdad, dormidos pues, sellamos el día de hoy para abrirlo en el Juicio. A la mañana el paisaje será el mismo o muy parecido, pero el día será completamente distinto, nos acercamos más.

Me querías decir algo de tus tropiezos

Vale, hazlo, pero por favor, hablame sólo de los que sucedieron habiendo tú evitado la ocasión, el peligro.








¿qué tiempo hace por alli, soleado? bien, que bien, si.....

domingo, 5 de septiembre de 2010

Caminar con Jesús

El Señor tiene al Caminar una sola dirección.

¿crees que hace falta decir que las otras direcciones no son, no llevan, no acompañan, no terminan bien?

Además él aprieta el paso, no es un paseo para ir cargado con cosas, a mí me pueden seguir  bien el rastro por todas las que voy tirando por el camino, no acabo de tener claro que bastan muy pocas, que tal vez sea necesario una sola.

Tenemos además nosotros una instrucción muy clara «Huye, si quieres salvar la vida. No mires hacia atrás, ni te detengan en ningún lugar de la región baja. Escapa a las montañas, para no ser aniquilado».Génesis 19,17 fijándonos en
NO MIRES ATRÁS NI TE DETENGAN EN NINGÚN LUGAR DE LA REGIÓN BAJA, no mirar atrás es importantísimo, mucho más que sortear las trampas futuras y  también lo es caminar hacia el lugar de salvación a prisa, tijera y cuchillo, soltar amarras, levar anclas, como lo quieras decir, además, recuerda que la fuerza en ese momento es especialmente intensa para lograr hacerlo rápido y bien.

Nuestro camino será  intercesión, con sacrificios y actos de amor  a Jesús y María con Fe, para lograr refugiar y salvar  un pequeño grupo de almas que el Señor quiere que tengamos presentes para realizar por ellos una labor a lo Simón de Cirene, es decir, que hay que pensar en los demás y que la Gracia inmerecida; viene de y fluye por, para llegar a .

P. Josemaría Escrivá

Vivir la Santa Misa es permanecer en oración continua; convencernos de que, para cada uno de nosotros, es éste un encuentro personal con Dios: adoramos, alabamos, pedimos, damos gracias, reparamos por nuestros pecados, nos purificamos, nos sentimos una sola cosa en Cristo con todos los cristianos.




Quizá, a veces, nos hemos preguntado cómo podemos corresponder a tanto amor de Dios; quizá hemos deseado ver expuesto claramente un programa de vida cristiana. La solución es fácil, y está al alcance de todos los fieles: participar amorosamente en la Santa Misa, aprender en la Misa a tratar a Dios, porque en este Sacrificio se encierra todo lo que el Señor quiere de nosotros.



Permitid que os recuerde lo que en tantas ocasiones habéis observado: el desarrollo de las ceremonias litúrgicas. Siguiéndolas paso a paso, es muy posible que el Señor haga descubrir a cada uno de nosotros en qué debe mejorar, qué vicios ha de extirpar, cómo ha de ser nuestro trato fraterno con todos los hombres.



El sacerdote se dirige hacia el altar de Dios, del Dios que alegra nuestra juventud. La Santa Misa se inicia con un canto de alegría, porque Dios está aquí. Es la alegría que, junto con el reconocimiento y el amor, se manifiesta en el beso a la mesa del altar, símbolo de Cristo y recuerdo de los santos: un espacio pequeño, santificado porque en esta ara se confecciona el Sacramento de la infinita eficacia.



El Confiteor nos pone por delante nuestra indignidad; no el recuerdo abstracto de la culpa, sino la presencia, tan concreta, de nuestros pecados y de nuestras faltas. Por eso repetimos: Kyrie eleison, Christe eleison, Señor, ten piedad de nosotros; Cristo, ten piedad de nosotros. Si el perdón que necesitamos estuviera en relación con nuestros méritos, en este momento brotaría en el alma una tristeza amarga. Pero, por bondad divina, el perdón nos viene de la misericordia de Dios, al que ya ensalzamos —Gloria!—, porque Tú solo eres santo, Tú solo Señor, Tú solo altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

Fuente: "Es Cristo que pasa". Eucaristía misterio de fe y amor punto 88, tampoco te pierdas el 87 http://www.escrivaobras.org/book/es_cristo_que_pasa-punto-87.htm

(lo del Confiteor es el 'yo confieso')

P.Pío

En 1974 se publicó una obra en italiano, titulada «Cosí parlò Padre Pio» = «Así habló el Padre Pio» (San Giovanni Rotondo, Foggia, Italia), con el imprimatur de Mons. Fanton, obispo auxiliar de Vincencia. Aquí algunos pasajes en los que el Padre Pío hablaba de la Santa Misa:




Padre, ¿ama el Señor el Sacrificio?

Sí, porque con él regenera el mundo.



¿Cuánta gloria le da la Misa a Dios?

Una gloria infinita.



¿Qué debemos hacer durante la Santa Misa?

Compadecernos y amar.



Padre, ¿cómo debemos asistir a la Santa Misa?

Como asistieron la Santísima Virgen y las piadosas mujeres. Como asistió San Juan al Sacrificio Eucarístico y al Sacrificio cruento de la Cruz.



Padre, ¿qué beneficios recibimos al asistir a la Santa Misa?

No se pueden contar. Los veréis en el Paraíso. Cuando asistas a la Santa Misa, renueva tu fe y medita en la Víctima que se inmola por ti a la Divina Justicia, para aplacarla y hacerla propicia. No te alejes del altar sin derramar lágrimas de dolor y de amor a Jesús, crucificado por tu salvación. La Virgen Dolorosa te acompañará y será tu dulce inspiración.



Padre, ¿qué es su Misa?

Una unión sagrada con la Pasión de Jesús. Mi responsabilidad es única en el mundo -decía llorando.



¿Qué tengo que descubrir en su Santa Misa?

Todo el Calvario.



Padre, dígame todo lo que sufre Vd. durante la Santa Misa.

Sufro todo lo que Jesús sufrió en su Pasión, aunque sin proporción, sólo en cuanto lo puede hacer una creatura humana. Y esto, a pesar de cada uno de mis faltas y por su sola bondad.



Padre, durante el Sacrificio Divino, ¿carga Vd. nuestros pecados?

No puedo dejar de hacerlo, puesto que es una parte del Santo Sacrificio.



¿El Señor le considera a Vd. como un pecador?

No lo sé, pero me temo que así es.



Yo lo he visto temblar a Vd. cuando sube las gradas del Altar. ¿Por qué? ¿Por lo que tiene que sufrir?

No por lo que tengo que sufrir, sino por lo que tengo que ofrecer.



¿En qué momento de la Misa sufre Vd. más?

En la Consagración y en la Comunión.



Padre, esta mañana en la Misa, al leer la historia de Esaú, que vendió su primogenitura, sus ojos se llenaron de lágrimas.

¡Te parece poco, despreciar los dones de Dios!



¿Por qué, al leer el Evangelio, lloró cuando leyó esas palabras: «Quien come mi carne y bebe mi sangre»…?

Llora conmigo de ternura.



Padre, ¿por qué llora Vd. casi siempre cuando lee el Evangelio en la Misa?

Nos parece que no tiene importancia el que un Dios le hable a sus creaturas y que ellas lo contradigan y que continuamente lo ofendan con su ingratitud e incredulidad.



Su Misa, Padre, ¿es un sacrificio cruento?

¡Hereje!



Perdón, Padre, quise decir que en la Misa el Sacrificio de Jesús no es cruento, pero que la participación de Vd. a toda la Pasión si lo es. ¿Me equivoco?

Pues no, en eso no te equivocas. Creo que seguramente tienes razón.



¿Quien le limpia la sangre durante la Santa Misa?

Nadie.



Padre, ¿por qué llora en el Ofertorio?

¿Quieres saber el secreto? Pues bien: porque es el momento en que el alma se separa de las cosas profanas.



Durante su Misa, Padre, la gente hace un poco de ruido.

Si estuvieses en el Calvario, ¿no escucharías gritos, blasfemias, ruidos y amenazas? Había un alboroto enorme.



¿No le distraen los ruidos?

Para nada.



Padre, ¿por qué sufre tanto en la Consagración?

No seas malo… (no quiero que me preguntes eso…).



Padre, ¡dígamelo! ¿Por qué sufre tanto en la Consagración?

Porque en ese momento se produce realmente una nueva y admirable destrucción y creación.



Padre, ¿por qué llora en el Altar y qué significan las palabras que dice Vd. en la Elevación? Se lo pregunto por curiosidad, pero también porque quiero repetirlas con Vd.

Los secretos de Rey supremo no pueden revelarse sin profanarlos. Me preguntas por qué lloro, pero yo no quisiera derramar esas pobres lagrimitas sino torrentes de ellas. ¿No meditas en este grandioso misterio?



Padre, ¿sufre Vd. durante la Misa la amargura de la hiel?

Sí, muy a menudo…



Padre, ¿cómo puede estarse de pie en el Altar?

Como estaba Jesús en la Cruz.



En el Altar, ¿está Vd. clavado en la Cruz como Jesús en el Calvario?

¿Y aún me lo preguntas?



¿Como se halla Vd.?

Como Jesús en el Calvario.



Padre, los verdugos acostaron la Cruz de Jesús para hundirle los clavos?

Evidentemente.



¿A Vd. también se los clavan?

¡Y de qué manera!



¿También acuestan la Cruz para Vd.?

Sí, pero no hay que tener miedo.



Padre, durante la Misa, ¿dice Vd. las siete palabras que Jesús dijo en la Cruz?

Sí, indignamente, pero también yo las digo.



Y ¿a quién le dice: «Mujer, he aquí a tu hijo»?

Se lo digo a Ella: He aquí a los hijos de Tu Hijo.



¿Sufre Vd. la sed y el abandono de Jesús?

Sí.



¿En qué momento?

Después de la Consagración.



¿Hasta qué momento?

Suele ser hasta la Comunión.



Vd. ha dicho que le avergüenza decir: «Busqué quien me consolase y no lo hallé». ¿Por qué?

Porque nuestro sufrimiento, de verdaderos culpables, no es nada en comparación del de Jesus.



¿Ante quién siente vergüenza?

Ante Dios y mi conciencia.



Los Angeles del Señor ¿lo reconfortan en el Altar en el que se inmola Vd.?

Pues… no lo siento.



Si el consuelo no llega hasta su alma durante el Santo Sacrificio y Vd. sufre, como Jesús, el abandono total, nuestra presencia no sirve de nada.

La utilidad es para vosotros. ¿Acaso fue inútil la presencia de la Virgen Dolorosa, de San Juan y de las piadosas mujeres a los pies de Jesús agonizante?



¿Qué es la sagrada Comunión?

Es toda una misericordia interior y exterior, todo un abrazo. Pídele a Jesús que se deje sentir sensiblemente.



Cuando viene Jesús, ¿visita solamente el alma?

El ser entero.



¿Qué hace Jesús en la Comunión?

Se deleita en su creatura.



Cuando se une a Jesús en la Santa Comunión, ¿que quiere que le pidamos al Señor por Vd.?

Que sea otro Jesús, todo Jesús y siempre Jesús.



¿Sufre Vd. también en la Comunión?

Es el punto culminante.



Después de la Comunión, ¿continúan sus sufrimientos?

Sí, pero son sufrimientos de amor.



¿A quién se dirigió la última mirada de Jesús agonizante?

A su Madre.



Y Vd., ¿a quién mira?

A mis hermanos de exilio.



¿Muere Vd. en la Santa Misa?

Místicamente, en la Sagrada Comunión.



¿Es por exceso de amor o de dolor?

Por ambas cosas, pero más por amor.



Si Vd. muere en la Comunión ¿ya no está en el Altar? ¿Por qué?

Jesús muerto, seguía estando en el Calvario.



Padre, Vd. a dicho que la víctima muere en la Comunión. ¿Lo ponen a Vd. en los brazos de Nuestra Señora?

En los de San Francisco.



Padre, ¿Jesús desclava los brazos de la Cruz para descansar en Vd.?

¡Soy yo quien descansa en El!



¿Cuánto ama a Jesús?

Mi deseo es infinito, pero la verdad es que, por desgracia, tengo que decir que nada, y me da mucha pena.



Padre, ¿por qué llora Vd. al pronunciar la última frase del Evangelio de San Juan: «Y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad»?

¿Te parece poco? Si los Apóstoles, con sus ojos de carne, han visto esa gloria, ¿cómo será la que veremos en el Hijo de Dios, en Jesús, cuando se manifieste en el Cielo?



¿Qué unión tendremos entonces con Jesús?

La Eucaristía nos da una idea.



¿Asiste la Santísima Virgen a su Misa?

¿Crees que la Mamá no se interesa por su hijo?



¿Y los ángeles?

En multitudes.



¿Qué hacen?

Adoran y aman.



Padre, ¿quién está más cerca de su Altar?

Todo el Paraíso.



¿Le gustaría decir más de una Misa cada día?

Si yo pudiese, no querría bajar nunca del Altar.



Me ha dicho que Vd. trae consigo su propio Altar…

Sí, porque se realizan estas palabras del Apóstol: «Llevo en mi cuerpo las señales del Señor Jesús» (Gal. 6, 17), «estoy crucificado con Cristo» (Gal. 2, 19) y «castigo mi cuerpo y lo esclavizo» (I Cor. 9, 27).



¡En ese caso, no me equivoco cuando digo que estoy viendo a Jesús Crucificado!

(No contesta).



Padre, ¿se acuerda Vd. de mí durante la Santa Misa?

Durante toda la Misa, desde el principio al fin, me acuerdo de tí.



La Misa del Padre Pío en sus primeros años duraba más de dos horas. Siempre fue un éxtasis de amor y de dolor. Su rostro se veía enteramente concentrado en Dios y lleno de lágrimas. Un día, al confesarme, le pregunté sobre este gran misterio:

Padre, quiero hacerle una pregunta.

Dime, hijo.



Padre, quisiera preguntarle qué es la Misa.

¿Por qué me preguntas eso?



Para oírla mejor, Padre.

Hijo, te puedo decir lo que es mi Misa.



Pues eso es lo que quiero saber, Padre.

Hijo mío, estamos siempre en la cruz y la Misa es una continua agonía.

fuente: http://padrepiodepietrelcina.wordpress.com/tag/el-padre-pio-y-la-santa-misa/

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Iglesia de S.Pedro mártir en Alcobendas


Miguel Fisac

Cruissing

Si todos conocemos sitios, los tenemos en la cabeza, bosques, playas y lugares y ..... qué te voy a contar, pero no te engañes, somos muy débiles y decirse que 'no voy con intención de.....' ó 'sólo voy a la playa', anda que no hay mas playas a las que ir ¿verdad?, bueno pues creeme, corta de plano con eso.

Hay un pecadillo que se llama de PRESUNCIóN, ojito con él.

Además, si realmente no quieres nada, no seas tonto y no te expongas a demostrar a nadie la mucha miseria que tenemos encima.

Si nadie te dice que te vayas de ermitaño, pero hay mundo que seguro traes de tiempos oscuros, que no hay que volver a visitar, con normalidad, anda que no hay lugares y más bellos, sobre todo más seguros.

Al contenedor

¿Para qué tener calzoncillos tan caros y de marcas tan sonadas?

 ¿quién los tiene que ver ya?


así que un día tomé el más chuli, y....., si, si ya  sabes que hice con él, jajajjaja.

¿quieres saber qué se siente? hazlo y verás.


Lo importante es que estén limpios, ya, claro que siempre lo están, pero limpios sobre todo de intenciones.... jajajjaja ¿te pillé?, hay muchas marcas mucho más normales, las de toda la vida mi amigo que además, son bastante más baratas, por el precio de uno super guay tienes tres de los más cómodos y sencillos.

Hay que tirarlo al contenedor, porque si lo tiras al bote de la basura, a media noche tras comerte el coco irás a sacarlo de allí, si es que somos.... bueno pues conociéndonos mejor y viendo que Dios lo hace a la perfección y aún así nos ama, no te digo con qué alegría fueron  al poco tiempo todos los demás detrás.