Todos hemos oído la historia de un NO por la que entró la muerte, una mujer que comió de un fruto apetecible tentada por el Enemigo.
Más alegre es la historia, real como la anterior, de una nueva EVA, que es mujer y madre de los cristianos que Ella misma engendra en Fe, que dijo SÍ y ante el árbol del verdadero conocimiento del Bien y el Mal en que se convirtió el santo madero de la Cruz dijo con toda su vida un SÍ perpétuo, en cuyo FIAT se encarna nuestro Salvador, Ella es Madre de Misericordia, Ella comió, al pie de la Cruz, del fruto que el Enemigo mostraba poco apetecible, Ella tenía su única voluntad en armoniosa y alegre sintonía con la divina, la Esclava del Señor comió del fruto del verdadero árbol de la Ciencia de Dios para ser y engendrar vivos, vivientes que ven y verán a Dios tal cual Es.
Un sí, el de María, nuestra Madre un SÍ catedralicio, Modelo de los Cristianos es este Trono de Sabiduría que nos enseña el valor de nuestro sí, de nuestra pequeña pero total entrega amorosa en la labor corredentora, participativa en los sufrimientos de la santa Cruz que nos es permitida cargar por mis hermanos atrapados en las oscuras y frías celdas de su condición homosexual, encadenados por los malos hábitos, enganchados a la pornografía, sometidos por la moda, las tendencias, los elixires de las tentadoras juventudes que no quieren mirar el fruto de toda esa rebeldía que es la muerte, ni mucho menos, mirar hacia el que venció a la Muerte y que desde su Árbol de la Vida nos atrae hacia Él; Resucitado, Camino, Verdad y Vida.
Nuestro sí en este único día del que disponemos, nuestro presente, hace posible que se derramen gracias sobre nuestros corazones de piedra, agua bendita que sana nuestras heridas del pasado, aquellas personas que nos hirieron de chicos, aquel modelo José que es apoyo masculino y que faltó en casa, aquél día terrible que nos tocaron para marcarnos de por vida, aquel nacimiento con misterioso signo que nos hizo nacer eunucos, no importa ya, si crees, ¡Verás la Gloria de Dios!...
san Felipe nos enseña movido por el Espíritu Santo que hemos de explicar lo que cada hermano lee pero no entiende, cada uno mal busca pero que el Enemigo distrae, porque la Felicidad, el Bien, la Alegría y Paz de la plena realización en Libertad deseada no es la que vende el Mundo esclavizándonos, no, sino la que gratuitamente ofrece nuestro libertador.
Nuestro sí es Navidad que espera la llegada del Señor y va fortaleciendo un ejército de miles y miles de almas vestidas con las túnicas del martirio en la lucha contra la ideología gay, los estereotipos, las modas, la vanidad que pasa, se marchita a la vista de todos y que el mentiroso Mundo disfraza, perfuma, estiliza, opera, para finalmente ocultar, esconder, omitir en el silencio culpable.
La enfermedad y la muerte, fruto de nuestros actos, palabras, omisiones, pensamientos que multitud de niños han soportado por nuestros pecados, han padecido por nuestra maldad, es labor corredentora que nace hoy con un sí, que se levanta de sus caídas lavados en la sangre del Cordero en la Confesión sacramental.
Nuestro sí luchando por mantener la verdad del Evangelio sin distorsión ni sesgo, el Catecismo de nuestra Madre como está redactado, la Tradición y Magisterio que se ha transmitido por Pedro y que llega a nosotros por la expropiación de la voluntad de otros miles de hermanos que han muerto a sí mismos y ahora dan cosechas fecundas de millones de granos. Sumamos hoy nuestro sí a esos miles, estamos conscientes de la importancia que tiene nuestra pequeñez ante Dios, nuestra entrega primero para nosotros y en seguida para nuestros hermanos.
¡Qué alegría y madurez da el vivir en Castidad!
¡Qué gozo más grande caminar con Jesús por sus caminos!
Sí, ¡hágase en mí!.
¡Ven Señor!
¡¡ J E S Ú S !!
¡Tómame!
¡Tuyo soy María!
¿Qué mandáis hoy hacer de mí?