domingo, 25 de diciembre de 2011

"El capítulo tercero del Génesis muestra cómo esta verdad sobre la persona humana, en cuanto imagen de Dios, se oscureció por el pecado original. De allí se sigue inevitablemente una pérdida de la conciencia del carácter de alianza que tenía la unión de las personas humanas con Dios y entre sí. Aunque el cuerpo humano conserve aún su « significado nupcial » éste ahora se encuentra oscurecido por el pecado. Así el deterioro debido al pecado continúa desarrollándose en la historia de los hombres de Sodoma (cf. Génesis 19, 1-11). No puede haber duda acerca del juicio moral expresado allí contra las relaciones homosexuales. En el Levítico 18, 22 y 20, 13, cuando se indican las condiciones necesarias para pertenecer al pueblo elegido, el autor excluye del pueblo de Dios a quienes tienen un comportamiento homosexual."

Pero he aquí que hoy, con la Proclamación del Evangelio por todoe l mundo y el Bautismo hemos sido llamados a pertenecer a Él en la filiación de Hijos de Dios en Cristo. Injertados en el olivo. Sarmientos de la Vid. ¿Entonces qué? ¿vamos a seguir practicando los pecados del hombre viejo ó vamos a hacer valer nuestra condición de Hijos de Dios? Nuestra dignidad comprada a precio de la preciosísima sangre de Cristo. Es Cristo quien vive en mí, podremos llegar a decir junto a san Pablo si nos abrimos a la acción del Espíritu Santo. Sabemos bien lo que hemos hecho, lo que somos permanece así de agrietado en este mundo de corruptibilidad y mortal hasta la liberación en la que seremos llamados de nuevo a la vida si morimos con el Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos.

Yo no me he encontrado con Jesús en cuerpo mortal, el histórico, profetizado hijo de una virgen que conmemoranos que nació hoy hace según tradición 2011 años, sino con Jesús Resucitado de entre los muertos.

'Señor mío y Dios mío'. El mismo que está sacramentado en la Eucaristía, que no es una imagen ni un objeto ni una cosa, es una persona, la segunda persona de la santísima Trinidad la que es mi alimento para el camino y su espíritu, Espíritu Santo que habia en mí jutno al Padre y mora porque nuestras almas están abiertas, en continua conversión que es caminar hacia la LUZ que es Cristo.Una purificación que necesariamente precisa la cruz, que no nos busquen a los Hijos vivos  sin cruz que no los van a encontrar. Y quiere Jesús que lleguemos a todos nuestros hermanos con nuestras personas, cristianos, haciendo el bien y siguiendo las bienaventuranzas alcancemos la Gloria que nos ha reservado desde el principio aquél que nos ha llamado a sí, a verlo. Y no estamos desemparados en esta lucha, tenemos a nuestra Madre Iglesia, a la Virgen dada como madre y que junto a Jesús que es la cabeza  son el 99.99% de esa esposa de Dios. Que solos no caminamos hacia la LUZ.

Desde ese pecado original, Dios todopoderoso y eterno necesita, sufre, está desnudo, solo, abandonado, hambriento, sediento, enfermo, preso, forastero y somos nosotros, polvo, quienes hemos de  atender a tan gran mendigo en todo hermano y que en muchos sentidos, nosotros; maricones y prostitutas les llevamos mucha ventaja a los 'sanos heterosexuales'.Que aquí no hay nadie sin cruz y hay muchas cruces que precisan un cirenero y que esre tú y no otro el que debe ayudar. Así  que no hagas de tu altar una atalaya ni una espada porque somos mucho más en todos los sentidos y fallamos en otras muchas cosas y acertamos en otras tantas. Iguales para servir.

Pero nuestro servicio no es el de Leví, nosotros recibimos uno hoy en este camino del único servicio que ha perdurado y es eterno y que es según el rito de Melquisedec, nos viene por el ungido de Judea que conmemoramos nos nació hoy.



La Palabra nos interpela, nos pone en frente una realidad que va más allá hasta lograr ser en nosotros espíritu y vida. Jesús, amor amable de una forma delicada deja al alcance de los más pequeños tras un sutil visillo ese nacimiento en sangre fuera del Paraíso y nos habla más tarde, de noche, sobre nacer de nuevo precisamente  en un diálogo con un entendido en escrituras. Hemos de nacer de nuevo porque no hay fuerza en la carne ni utilidad sin el Espíritu. Invocamos al Espíritu Santo y hacemos silencio para escuchar las nanas de María que arrullan al Niño Dios entre un buey y una mula junto a  José y  los pastores.




3 comentarios:

Margalida dijo...

¡Feliz Navidad!

y que el Niño Jesús te colme de bendiciones.

Theo dijo...

Gracias hermana. ¡Feliz Navidad!

Miriam dijo...

" que no nos busquen a los Hijos vivos sin cruz que no los van a encontrar. "