sábado, 7 de febrero de 2009

DE RAIZ


Dentro, en las profundidades de nuestra alma radica un apego a lo carnal, claro que gusta el sexo, el placer, y el dominio sobre los demás, tiene una fuerza seductora que envuelve y tira con fuerza, por ello es necesario que nuestro Señor tenga nuestro consentimiento para adentrarse y abrir todas las puertas, romper todos los candados y liberarnos en el Amor.

El Silencio, la Oración y la Conversión son los Tres pilares realizados con el único material; el Amor.

Si nos quedamos en el puro sentimiento, en las palabras de dolor y propósito de enmienda, estamos perdidos, todo se queda en 1/2 hombre, somos Alma y Carne, nuestras obras deben tener reflejo en la carnalidad, en este mundo, en la materia así; nuestros ojos huyen de lo que sabemos que seguro nos va a desestabilizar, a imaginar, a insinuar, nos arrodillamos, ayunamos, caminamos, nos ocupamos en trabajos y asuntos útiles a todos.

No basta con el diálogo con Jesús nuestro Amigo en el Sagrario.

Hay que escuchar al Maestro, en el Evangelio de cada día, Jesús está VIVO junto a ti.

Tenemos deberes que cumplir a diario, para al día siguiente, con Alegría y Esperanza presentarnos con cosas en las manos y decir a Dios, los hemos hecho, estos son nuestros trabajos, nuestras pequeñas cosas hechas a los ojos de Dios, a la Luz de la Verdad y seguir avanzando, nuestra vida es aprendizaje en el amor, nosotros podemos, lo sabemos, si caminamos con Jesús, que estará siempre a nuestro lado en los momentos frágiles y en los victoriosos.


Amo a mi Amigo que murió en la Cruz por mí.

2 comentarios:

Angelo dijo...

La conversión, he aquí lo dificil. Ese resistirse a lo que en el silencio y en la oración se ve, se escuha, se siente.

Theo dijo...

Hola. Sí que es difícil, renunciar a uno mismo, colosal-colosense, por eso creo fundamental nuestra Comunidad en el CAMINO.Gracias.